Consideramos que la causa principal de la piratería en la América fue el descubrimiento del llamado nuevo mundo, denominado por Cristóbal colón, “paraíso terrenal”. Así se lo describió a la reina Isabel. Entonces, esta descripción junto con lo que decían los indígenas americanos a los navegantes europeos, de que “más adelante los esperaban verdaderas riquezas”, dio lugar a leyendas como el Dorado, o la fuente de la eterna juventud que buscó afanosamente, Juan Ponce de León. Por supuesto esto impulsó a los aventureros de Europa a subirse a las embarcaciones y venir en busca de esos grandiosos tesoros.

Por si no bastara, el Papa Alejandro VI de origen español emitió la bula en 1493, un año después del descubrimiento de América, donde divide las tierras descubiertas (con la línea alejandrina) entre los reinos de España y Portugal. Por cierto, meses después se ajusta la línea divisoria en el Tratado de Tordecillas ya que Portugal insistió en adjudicarse una parte de las tierras americanas. La división del nuevo mundo provocó un monopolio de las tierras recién descubiertas, concentradas en manos de españoles y portugueses. Asunto que inconforma a las demás monarquías europeas, llegando a expresar Francisco I de Francia “el sol brilla para mí como para los demás, me interesaría ver la cláusula del testamento de Adán excluyéndome de una parte del mundo”.

Inician los ataques a la flota española

El primer corsario francés que ataca naves españolas fue Jean D’angio del puerto de Dieppe. Este personaje encontró a una flotilla española en las Azores, que era precisamente la enviada por Cortés a su rey Carlos I, con todo lo que había recogido de Tenochtitlán: oro en tejos, perlas, adornos y se dice que hasta tigres vivos.

Después de este éxito de D’angio, el rey de Francia otorgó patente de corso para fomentar las actividades piráticas de particulares, conocidos con el nombre de Corsarios o Privatiers. A partir de ahí los piratas, como Juan Florentino, quien viajó en diversas embarcaciones desempeñado su oficio, hasta que fue atrapado y confesó ser el autor del hundimiento de más de 150 naves españolas.

Cuando Inglaterra inicia el comercio de esclavos, surgieron otros corsarios que darían fama a su país. William Hawkins y después su hijo John Hawkins. También aparece en escena, Francis Drake. Quien tuvo como socios a la reina de Inglaterra, encumbrados nobles y comerciantes ingleses. Su trayectoria como pirata profesional fue sin duda muy importante para la corte debido a  los logros y la riqueza que consiguió en su carrera delictiva para el monarca. Los registros históricos indican que Drake logró piratear con 2300 hombres en el caribe. Los puertos más importantes de América, tanto en el Atlántico como en el Pacífico, fueron azotados con la ambición y crueldad de Francis Drake y sus compinches. Tal fue su impactó en la flota española y sus propiedades americanas, que en Inglaterra fue recibido como héroe y se le nombró caballero en 1581.

Los verdaderos piratas del caribe

Muchos de los piratas acosados por la ley, se refugiaron en las islas abandonadas donde predominaba el ganado vacuno y porcícola que habían traído los españoles. Estos hombres aprendieron de los nativos a conservar este alimento: poner al sol la carne tasajeada y luego ahumarla con maderas verde. Los nativos le llamaban a esta técnica “bucan”. Los piratas le llamaban así, por lo que mas tarde se les conocería a ellos como Bucaneros.

Estos hombres vendían mercancías en sus naves pequeñas a embarcaciones que provenían de puertos europeos, principalmente franceses, holandeses e ingleses.

Hay que señalar que estos tipos no perdían la oportunidad de piratear asaltando naves pequeñas y poblados desprotegidos. Además de estos bucaneros, cuyo número se acrecentó con la presencia de hombres que huían de la ley, desertores del ejército, ladrones y criminales. Desde 1607 se instalaron los ingleses en las Antillas menores.

Es así como surge en 1620, la Cofradía de los hermanos de la Costa.  Creada por bucaneros y su centro de operaciones estaba en la Isla de la Tortuga, al norte de lo que hoy es Haití. Eran hombres acosados y perseguidos que se unieron para conservar su libertad, la agrupación estaba formada por hombres de diversas nacionalidades, que buscaban acrecentar su fortuna.

Esta poderosa agrupación piratica ve su fin en 1654 por la armada de Barlovento que los españoles enviaron a tortuga. Para desalojar de los piratas. Sin embargo, en los mares continuaba la presencia pirática.

Referencias:

Juan J. Bolívar A., Los piratas de la laguna, historia de la piratería en la isla del Carmen, campeche.

Revista, Relatos e historias en México. Año X número 118.

Carla Nieto Martínez, Piratas.

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